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contabilidad

Cómo obtener la rentabilidad Absoluta y Relativa

¿Estás pensando diversificar tus ingresos, inyectar capital en acciones de una empresa, fondos de inversión o algún otro producto financiero? Si es tu caso, te conviene seguir leyendo.


Con un eficiente análisis financiero es posible evaluar los resultados y la situación de las empresas, apoyándonos de herramientas que permitan conocer su rentabilidad.

Y, dentro de esta misma línea, hay que tener en cuenta tanto la rentabilidad absoluta como la rentabilidad relativa, entre otros aspectos importantes al momento de valorar la viabilidad de una inversión. Conoce más al respecto en este artículo.

¿Qué es la rentabilidad absoluta y relativa?

Hablamos de rentabilidad absoluta (también conocida como retorno absoluto) al referirnos al rendimiento resultante de un activo en un periodo de tiempo concreto. En otros términos, nos referimos a su apreciación o a su depreciación, expresada como un porcentaje. Un ejemplo de ello son las acciones y los fondos mutuos de inversión. Su importancia radica en saber el porcentaje exacto de retorno de un activo específico.

Por otro lado, la rentabilidad relativa se expresa como aquella obtenida de un activo dentro de un periodo determinado, y en comparación con un punto de referencia. Esta puede reflejarse en aumento o depreciación. La rentabilidad relativa nos sirve para comparar un activo con otro, para luego elegir la mejor inversión.

Podemos conocer la rentabilidad relativa y absoluta a través de la aplicación de 2 métodos muy comunes llamados VAN y TIR, en los que la rentabilidad absoluta es expresada en el VAN (Valor de Actualización Neto), mientras que la TIR (Tasa Interna de Retorno) corresponde a la rentabilidad relativa neta.

¿Cómo obtener la rentabilidad relativa y absoluta?

Ahora, si te preguntas cómo puedes obtener estos resultados, estás en la sección adecuada. Cómo lo mencionamos antes, la TIR y el VAN son herramientas financieras que permiten estimar la rentabilidad relativa y absoluta, respectivamente.

VAN: Valor de Actualización Neto

El VAN es un criterio en donde se actualizan los flujos de caja futuros (cobros y pagos). Es decir, hay que traer al presente los flujos de caja esperados, restándolos a un tipo de interés determinado. Así, el VAN expresará una medida de rentabilidad de un proyecto en términos absolutos.

El VAN se estima con base en la siguiente formulación:

F1Fn
VAN=I0+_____+(…)+_____
(1+k)(1+k)n

Entonces, identificamos:

I0 como la inversión iniciar;

Ft, como los flujos de caja en cada periodo;

n, es el número de periodos; y

k, la tasa de descuento.

Para evaluar los resultados:

Cuando el VAN es superior a cero, podemos interpretar que la actualización de los flujos de caja generará rendimientos.

Si el VAN es igual a cero, la inversión no proyectará rendimientos ni pérdidas.

Finalmente, cuando el VAN es inferior a cero, significa que no sería viable el proyecto, pues sólo arrojaría pérdidas.

TIR: Tasa Interna de Retorno

La TIR se estima a partir del VAN y se expresa en porcentaje. Es la tasa de descuento en la fórmula del VAN que ya antes hemos detallado. Para su cálculo, llevamos el VAN a cero, como veremos a continuación:

F1Fn
VAN=I0+_______+(…)+_______=0
(1+TIR)(1+TIR)n

Para evaluar los resultados:

Mientras más alta sea la TIR de una inversión en un proyecto, más deseable será la inversión.

Lo más correcto es comparar la TIR con un coste de oportunidad (r).

Cada inversor se definirá su coste de oportunidad. Cuando la TIR resulte mayor al coste de oportunidad marcado por el inversor, la inversión tendrá viabilidad.

Algunos ejemplos prácticos sobre la rentabilidad absoluta y relativa

Un ejemplo práctico sería el caso de un inversor que desea invertir en una nueva empresa, mientras que al mismo tiempo, recibe una oferta de inversión de una entidad financiera con un interés del 5 por ciento.

Bajo esta disyuntiva, será prudente que, antes de tomar una decisión entre ambas opciones, se realice el cálculo de la TIR de la empresa, de acuerdo a las fórmulas antes detalladas.

Una vez realizado el cálculo, la TIR obtenida asciende al 7,8 por ciento.

Bajo estas cifras, sería viable elegir la inversión en el proyecto empresarial.

Aunque, tanto el VAN como la TIR son herramientas muy usadas para la toma de decisiones al momento de hacer una inversión, es importante tomar en cuenta que sus criterios pueden no siempre coincidir, sobre todo cuando existe la necesidad de jerarquizar inversiones.

No hay que perder de vista sus diferencias: mientras que el VAN arroja resultados en términos absolutos o netos y en unidades monetarias para indicar el valor de una inversión en un momento preciso, la TIR otorga una medida relativa, expresada en porcentajes, indicando la tasa a la cual se podrá recuperar la inversión.

Ahora que sabes en qué consiste la rentabilidad relativa y absoluta y cómo se obtiene cada una, estamos seguros que te ayudará a tomar la mejor decisión para potenciar tu inversión.


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