La toma de decisiones en una empresa es un aspecto primordial, del que muchos hablan teóricamente, pero pocos asumen de forma precisa en la práctica.
En esta entrada profundizaremos al respecto, y haremos un recorrido por los siguientes puntos:
1: ¿Qué es la toma de decisiones en una empresa?
2: ¿Cómo es el proceso de toma de decisiones de una empresa?
- Conoce el reto
- Identifica tus limitaciones
- Valora la relación de costo-beneficio
- Conoce la estructura jerárquica de tu negocio
- Identifica tu contexto
- Pon manos a la obra
3: Ejemplo de toma de decisiones de una empresa
4: ¿A qué tipo de decisiones nos enfrentamos día a día?
- Decisiones operativas
- Decisiones de dirección
- Decisiones creativas
- Decisiones individuales
- Decisiones de riesgo
Nos dicen que, para vivir mejor, hay que aprender a tomar mejores decisiones, y para lograrlo, es necesario desarrollar distintas habilidades: ser críticos, saber proyectar las posibilidades para tantear los terrenos del what if, tener la capacidad de reacción y resolución ante problemas, entre otros superpoderes que nada tienen que ver con los trillados dichos de “tuve una corazonada” o “ un golpe de intuición, y que, más bien, dependen de un pensamiento sistemático y racional.
En esta ocasión, abordaremos el proceso hacia la toma de decisiones en una empresa, desentrañaremos qué tipo de elecciones existen y cómo aplicar los criterios adecuados, que nos lleven por el buen camino de los negocios.
¿Qué es la toma de decisiones en una empresa?
Tal como sucede en The Matrix, cuando Neo se somete a la elección de tomar una píldora roja o una azul para determinar su curso dentro o fuera de la realidad virtual, en nuestro mundo cotidiano disponemos de farmacias enteras, repletas de esas pastillas diminutas pero tan cruciales para nuestra vida.
Todo el tiempo nos enfrentamos a una serie de opciones, acciones y preferencias, unas más o menos notorias, de mayor jerarquía que otras, pero decisiones al fin y al cabo.
Cuestionarnos cómo afecta el modo en que tomamos decisiones en nuestras vidas personales, incluso a nivel de negocios, es una cuestión que podría escalar al terreno de la filosofía.
Tal vez no veamos de manera inmediata las consecuencias de cada elección, pero sus efectos repercuten a corto, mediano y largo plazo, y lo que hoy vivimos es resultado de una serie de decisiones tomadas en algún punto, entre otras cuestiones de azar que superan, evidentemente, nuestro poder de decisión y libertad de albedrío.
En realidad, decidir para resolver es un pleonasmo. Decidir viene de latín decidĕre, que significa cortar y resolver. De modo que, al decidir ya estamos resolviendo.
Entonces, el punto focal al tomar decisiones en tu negocio no consiste en resolver tal o cual problema, sino en conocer las etapas previas que te llevarán a la elección más idónea.
En una empresa, la toma de decisiones no es una acción aislada ni solitaria, sino un proceso colectivo, flexible y mucho más usual de lo que se cree. Pero, elegir entre distintas posibles alternativas para solucionar un problema, requiere paciencia, conocimiento de la empresa, de sus números y colaboradores, de las limitantes que obstruyen y del contexto en el que se sitúa, entre otros factores.