Estamos seguros de que has escuchado poco o mucho acerca del balance general y, como sabes, consiste en un reporte que sirve a las empresas a modo de resumen de la situación financiera. En esta ocasión te mostraremos algunos ejemplos de balance general para que visualices de una mejor manera qué es lo que debe contener este reporte, cómo luce y en qué situaciones es necesario realizarlo.
El balance general suele pensarse en situaciones que ameritan conocer de forma puntual la salud financiera de una empresa. Este reporte se muestra a los propietarios del negocio, a los socios de la compañía, incluso a posibles accionistas, ya que, por medio de este análisis es posible conocer de qué forma ha operado el negocio a lo largo de cierto periodo, y si conviene o no apostar por él. En otras palabras, sirve como una hoja de presentación donde se contabilizan todos aquellos recursos con los que dispone el negocio para llevar a cabo sus actividades cotidianas. Y, si lo que buscas es convencer a tus socios o inversionistas de que su dinero está en buenas manos, es recomendable que este balance general sea impecable.
Por lo común, el reporte de balance general evalúa el comportamiento anual de una empresa, y suele elaborarse al final de su ejercicio fiscal. Sin embargo, hay expertos que también recomiendan realizarlo con una periodicidad mensual, incluso trimestral o semestral. Aunque todo depende según las necesidades específicas de cada empresa, siempre es recomendable llevar a cabo este reporte de manera constante para poder dar seguimiento al presupuesto de operación, o simplemente para tener todos los números de la empresa en orden.
La metodología para obtener este reporte de estado financiero consiste en restar la cantidad de dinero que debe la empresa del valor de sus posesiones (su capital) para así calcular cuánto vale el negocio. En otras palabras, la ecuación es la siguiente:
Activos – pasivos = fondos propios