¿Qué es un balance general?
Cuando nos referimos al balance general, también conocido como estado de resultados integrales, hablamos del estado financiero que arroja la situación económica de una empresa en un momento específico, y que se conforma por 3 elementos patrimoniales.
Las principales cuentas del balance general son: activo, pasivo y patrimonio neto o capital contable. Con esto, podemos resumir en una primera mirada que el activo es lo que se tiene, el pasivo es lo que se adeuda y el patrimonio neto o el capital contable son los recursos financieros que pertenecen a la empresa.
Pero ojo, no confundas esto con la información que un balance general aporta, ya que ésta no reflejará la variabilidad o fluctuación financiera a lo largo de cierto periodo temporal, sino la situación exacta del momento en que se genere dicho reporte, o bien, el estado inmediato de la empresa.
¿Cuándo elaborar el balance general?
Aunque el balance general puede realizarse cuando se crea necesario, es más común que las empresas elijan hacerlo al final del año. El motivo es que, de este modo, pueden comparar los resultados finales del periodo y luego tomarlos como punto de partida para iniciar el siguiente año, aplicando las proyecciones y los reportes consecuentes que cada empresa considere necesarios.
¿Cuáles son las cuentas del balance general?
Ya hemos adelantado que las principales cuentas del balance general, cuya interacción arroja las cifras del balance general, son: el activo, el pasivo y el patrimonio neto. Veamos más a detalles de cómo se desglosa cada una:
1.- Cuenta de activo
¿Has pensado qué es aquello que forma parte de tu empresa? ¿Cuánto posee, en términos económicos? En la cuenta de activos se engloban todas las propiedades de tu negocio, que pueden ser traducidas a dinero, como en los ejemplos que verás adelante.
En otras palabras, esta cuenta del balance general contempla las cuentas que integran los derechos y bienes de la empresa. Entonces, los elementos del activo son los que permiten atraer ingresos por medio de su intercambio, uso o venta. A su vez, los activos pueden dividirse en: corriente, fijo y no corriente.
Los activos corrientes:
¿Hiciste una inversión en una nueva campaña de marketing? ¿Varios clientes te han apartado mercancía y, por lo tanto, tienes facturas pendientes de cobro?
Los activos corrientes son aquellos que pueden convertirse en efectivo dentro de los siguientes 12 meses. En los activos corrientes con mayor nivel de liquidez encontramos el efectivo (en fondo de caja o cuentas bancarias), inversiones temporales, cuentas por cobrar, IVA en compras, etc., mientras que, entre los activos corrientes con menor grado de liquidez tenemos materias primas, suministros o materiales, inventarios o productos en proceso.
Al leer esta cuenta en un balance general, encontrarás que el orden de los activos corrientes está dispuesto de menos a más, en cuestión de liquidez. Así, tendremos enlistados los activos, de modo que el que se encuentre hasta arriba será el activo más líquido, y el que se halle más abajo de la lista será el menos líquido.
Los activos fijos o no corrientes:
Esta segunda subclasificación de las cuentas del balance general se refiere a aquellos bienes cuyo fin no es su procesamiento o venta, sino un instrumento operativo para el negocio o empresa.
Aquí se halla el equipo de cómputo desde donde, tal vez, estás leyendo este artículo, y el mobiliario de oficina que te rodea; también tu querida cafetera, la sala de estar, la maquinaria que posees, los vehículos, los terrenos comerciales o locales, entre otros.
En conjunto, son aquellos elementos que forman parte de tu empresa, pero cuya función es ajena a la venta… porque, no venderías el local donde se instala tu negocio, ¿o sí?
Debido a que hay activos fijos que se devalúan por el tiempo y uso, hay que tomar en cuenta su depreciación.
Por último, el orden que estos poseen en tu balance general debe ser de acuerdo a su ciclo de vida útil, es decir: hasta arriba de tu reporte, deberás colocar aquellos que tengan mayor vida útil, y al final los más vulnerables. Hay quienes ordenan estos elementos de acuerdo a su valor.
Otros activos no corrientes:
Son los que no se convierten en dinero en un plazo anual, sino que pueden tardar varios años o un periodo mayor. Entre ellos están el activo diferido, que son aquellos gastos que se llevan a cabo, pero no representan un beneficio inmediato y que deben ser amortizados, como intereses operacionales, honorarios y costos de estudios legales, gastos de constitución de la empresa, activos intangibles, como marcas y patentes, entre otros.
También hay otros activos no corrientes que no pueden clasificarse, como son las inversiones permanentes en valores, bonos o acciones, o activos intangibles como la plusvalía.